Saturday, October 24, 2009

Abrazos y recuerdos

Aquél 27 de agosto, jueves, Reynaldo se levantó tarde porque había bebido la noche anterior. Era vacaciones, qué importaba la hora del alba. Subió las escaleras de su casa -aún con los ojos cerrados- fue a la cocina y se preparó algo de comer. Nada de ratón, él sabe bien hasta dónde llegar cuando empina la botella.

A esa misma hora Douglas ya tenía los ojos bien abiertos, había asistido a un desayuno con varios jóvenes amantes de la política, que poseen ganas de enmendar el rumbo del país. Llevan ya un par de años trabajando en esto y buscan crear un movimiento de movimientos que genere cambios sociales importantes. Una generación de oro. Luego de discutir un buen rato, Douglas tuvo que excusarse e ir a trabajar. Nada es gratis en esta vida.

Tempranito esa mañana, Verónica pasó por el cuarto de su hija a comprobar que aún dormía. Sonrió al verla dormir tan plácidamente. "Mi ángel" - pensó. Y tenía razón, era su ángel. Felizmente pasó por la cocina, buscó algún dulce y caminó directo a la oficina. El trabajo y su hija le dejan sin tiempo para pensar en otra cosa, mucho menos en el desayuno.

Aquél 27 de agosto, jueves como cualquier otro, pasó desapercibido para muchos. Un día más de la semana, un día menos para el finde. Ordinario, común y nada extravagante. Ese día normal para la rutina fue uno muy único -y diferente- para mí.

Aquella mañana me levanté temprano para terminar de hacer mi maleta. Me faltaba un par de cosas -todo- por empacar. Llegaron 2 de mis mejores amigos y se volvieron a despedir de mí. Abrazos y recuerdos. Terminé de empacar, despedidas de mis hermanos, de mis primas y mis tíos. Bajé con mis papás a Maiquetía, comimos mientras esparábamos la hora de embarque (que es meramente para guiarse, ya que el vuelo siempre sale con retraso), hicimos la cola juntos hasta donde se podía. Luego, despedida. Ahora sí, solo. Volví la vista, aún estaban mis padres ahí saludando con la mano. Hice lo mismo y se cerraron las puertas automáticas. Hasta pronto Venezuela, porque aquél 27 de agosto me fui a Torino para permanecer por un año. El úlltimo año de la carrera, un año de intercambio, mi año. Solo y lleno de abrazos y recuerdos.

2 comments:

Terapia de piso said...

A veces sólo busco no pertenecer.

Saludos, Federico.

José Roberto Coppola

Veronica Ruiz del Vizo said...

Te quiero, Fede. Ese día estaba en el campamento. Pensando en ti. Mucho. En que me hubiese gustado que me vieses dirigiendo la obra teatral y hubieses visto cómo quedó. No digo "mi ángel" porque no soy así, pero no dejo de saberlo. Me encanta estar en tu post, porque tu siempre estas en mis cosas. No te sientas solo allá. Recuerda lo que hablamos -ya sé, siempre hablo contigo en tono de regaño, pero si le preguntas a mi hermano, te dirá que eso significa que te quiero. Eso sólo lo sabe la gente que me conoce bien-. Es tu tiempo. Valóralo. Yo quisiera tener un tiempo para mí. Besito. te quiero mucho, best friend ever. Vero.

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